Aunque sea díficil aceptarlo, la muerte hace parte de la vida. A veces llega de forma inesperada. Por lo general, sin embargo, es el final natural de la vejez o de una enfermedad grave a largo plazo. Algunos son conscientes de su inevitabilidad y viven cada día de sus vidas al máximo, mientras que otros incluso piensan en acabar con sus vidas. Pero para algunos, la sola idea de morir, ya sea por ellos mismos o por un ser querido, les causa pánico y miedo. Este fenómeno se conoce como tanatofobia, o miedo a la muerte.
¿Qué es la tanatofobia?
Este concepto fue utilizado por primera vez por el padre de la psicología, Sigmund Freud, y proviene de la combinación de dos palabras griegas: thanatos” (muerte) y phobos (miedo). La tanatofobia es una de las muchas fobias específicas, clasificadas por la OMS en la categoría de trastornos neuróticos relacionados con el estrés y su forma somática. Los trastornos de ansiedad fóbica según la CIE 10 (Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud) son un grupo de trastornos mentales en los que la ansiedad es provocada únicamente por determinadas situaciones concretas, de hecho, inofensivas. Además del miedo al pánico, la persona experimenta síntomas físicos como dificultad para respirar y palpitaciones.
¿De dónde vienen las fobias?
Un área del cerebro humano llamada amígdala, que está asociada con la parte límbica del sistema nervioso, es responsable del desarrollo de los trastornos de ansiedad. Desempeña un papel particularmente importante en la formación de recuerdos relacionados con las emociones. La formación de una fobia suele comenzar en la infancia, cuando la amígdala se desarrolla con relativa rapidez en relación con otras partes del sistema límbico. A menudo, la fobia experimentada en la edad adulta es el resultado de algún evento traumático o recuerdo del pasado. Se ha demostrado que la predisposición a las fobias puede ser hereditaria.
Causas de la tanatofobia o miedo a la muerte
Probablemente cada uno de nosotros tenga miedo de la muerte de sus familiares: padres, cónyuges, hijos. Las personas con tanatofobia también están aterrorizadas por la muerte de un ser querido o su propia muerte. Pero, a diferencia de una persona promedio, el miedo a la muerte que siente alguien con tanatofobia es compulsivo, desproporcionado y a menudo sienten que sucederá pronto, aunque no haya en realidad ningún motivo para pensar tal cosa.
El miedo mórbido a la muerte puede variar de persona a persona y la incidencia de varios factores sociales, biológicos y culturales puede influir en la formación de esta fobia:
- Factores físicos: la muerte es la desaparición física del cuerpo. Las personas temen el dolor y una enfermedad mortal que puede agotar el cuerpo y limitar su rendimiento. Además, morir puede ser dolorosis.
- Factores sociales: la gente teme a la soledad. Por un lado, tienen miedo de ser abandonados por sus familiares, por otro, tienen miedo de dejar a sus familiares después de su muerte con asuntos pendientes, como deudas o falta de atención a los niños.
- Factores religiosos: los creyentes, independientemente de su religión, tienen una visión de la vida después de la muerte. Sin embargo, el milagro de la vida eterna depende de la calidad de nuestras acciones mientras seamos seres mortales: muchos temen lo que les sucederá “al otro lado”: ¿recompensa o castigo? La perspectiva de sufrir en la vida eterna puede ser aterradora.
¿Cómo reconocer una tanatofobia?
Muy a menudo, una persona que sufre de tanatofobia no es consciente de ello y no es consciente de que el miedo es desproporcionado a la situación. La observación de otras personas es útil para reconocer esta condición.
Comportamiento
Una persona que sufre el mórbido miedo a la muerte trata de evitar cualquier situación que le cause ansiedad severa. No quiere hablar sobre la muerte o los lugares asociados con ella. No visita tumbas en el cementerio y no asiste a funerales. Evita pasar por cementerios o funerarias. En el caso de temor por los familiares, comprueba persistentemente que estén a salvo.
Síntomas somáticos
Como ocurre con cualquier otra fobia, los síntomas somáticos que acompañan al ataque de pánico también son característicos en este caso. En una persona que padece tanatofobia, en situaciones que desencadenan ansiedad, aparecerá lo siguiente:
- Ritmo cardíaca acelerado.
- Respiración rápida,
- Sudoración excesiva.
- Disnea (dificultad para respirar o falta de aire).
- Opresión de garganta.
- Mareo.
- Desmayo.
Estas son reacciones normales del cuerpo al miedo y al peligro, pero en el caso de la tanatofobia, incluso aparecen ante la sola idea de la muerte, un funeral o una visita a un cementerio.
Miedo a la muerte: ¿es necesario un tratamiento?
La tanatofobia es una entidad patológica reconocida oficialmente por la OMS y se trata como tal. Si la ansiedad específica y los síntomas somáticos persisten durante más de 6 meses e interfieren significativamente con la vida cotidiana, vale la pena recurrir a la ayuda de un especialista. La persona adecuada será un psiquiatra que recomendará la terapia y los medicamentos adecuados.
En el tratamiento de las fobias se utiliza con éxito la terapia cognitivo-conductual, que permite “domesticar” situaciones que provocan ansiedad. Polémico entre los psicólogos es el método de PNL – programación neurolingüística, que también tiene efectos en el tratamiento de las fobias. Cada uno de los métodos de terapia debe adaptarse individualmente a la persona enferma y llevarse a cabo de forma regular.
La tanatofobia en los ataques de ansiedad graves puede requerir tratamiento farmacológico. Por lo general, se utilizan varios antidepresivos.
Las consultas religiosas con un clérigo también pueden ayudar a los creyentes. Probablemente todo el mundo sea consciente de la inevitabilidad de la muerte, pero también de su misterio. Nadie ha descrito todavía de forma confirmada lo que le sucede a una persona después del final de la vida. ¿Qué hay “al otro lado”? El miedo a lo desconocido es completamente natural. Sin embargo, es importante mantener un equilibrio entre vivir “aquí y ahora” y pensar en el futuro.
El período de otoño puede ser particularmente difícil para las personas mentalmente sensibles, cuando, no solo en España, se conmemora a los muertos. En esas fechas, en cada calle podemos encontrarnos con elementos relacionados con las visitas a los cementerios: velas y decoraciones; además, los medios están llenos de homenajes y programas temáticos. En combinación con el frío otoñal y las noches más largas, crea una atmósfera propicia para el desarrollo de la ansiedad y la depresión. Durante este período, vale la pena prestar mucha atención a sus seres queridos para poder notar cualquier problema a tiempo y tratar de ayudarlos a disfrutar de la vida.